jueves, 5 de diciembre de 2013

José Luis Moure (AAL) no cree que el español corra peligro

Este año con la profesora de Estilística Alejandra Atadía tuvimos la oportunidad de viajar a Bs. As a conocer la Biblioteca Nacional Argentina, el SECRIT (Seminario de Edición y Crítica Textual "Germán Orduna") y a la Academia Argentina de Letras.
 Muchos de nosotros no conocíamos esta última institución así que la propuesta del viaje nos pareció fantástica. Viajamos con la idea de entrevistar a algunos académicos pertenecientes a la AAL y fue una experiencia increíble. Entrevistamos al Presidente José Luis Moure, al traductor Costa Picazo, al escritor Rodolfo Modern y a la escritora Noemí Ulla. 
Las entrevistas fueron totalmente enriquecedoras, los académicos nos dedicaron su tiempo con alegría y sobre todo con mucha atención. Se mostraron muy predispuestos a responder todas nuestras preguntas y estaban felices de poder compartir sus experiencias con nosotros. Recorrimos la sede, un lugar impresionante donde puede verse mucha de la historia literaria argentina y su Biblioteca Jorge Luis Borges que es un paraíso. 
Por eso me pareció importante compartir esta nota con ustedes. Quizá ustedes tampoco conozcan esta institución como nos pasó a nosotros a principio de año pero es de mucho valor que sepamos que en nuestro país existe una Academia preocupada por la lengua y dedicada a estudiarla y a luchar por la variedad dialectal y cultural. 
En este caso les dejo una entrevista realizada al Presidente Moure, persona que admiro profundamente y respeto por el increíble caudal de conocimientos que posee. Fue un honor haber tenido la posibilidad de conocerlo personalmente al igual que a todos los académicos. 


El nuevo presidente de la Academia Argentina de Letras (AAL), José Luis Moure, es un filólogo argentino que desarrolló su carrera docente superior en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA), donde obtuvo su doctorado. Las áreas a las que ha consagrado sus mayores esfuerzos han sido la Dialectología Latinoamericana y la Historia de la Lengua, de la cual es profesor titular. En el portal de la UBA pudimos saber que es autor de numerosos artículos de su especialidad. Editó la Verdadera relación de la conquista del Perú y provincia del Cuzco de Francisco de Jerez. Es coautor del estudio introductorio de la edición de la Crónica del Rey Don Pedro de Castilla realizada por Germán Orduna, de cuya versión abreviada prepara la edición crítica, así como la Crónica de Enrique III (en colaboración con Jorge Ferro). Es autor del estudio introductorio, edición crítica y anotación de El detall de la acción de Maipú, sainete en lengua gauchesca de autor anónimo de 1818, publicado por la Biblioteca Nacional de la Argentina. 

La Academia Argentina de Letras (AAL)es una institución que nació en 1931 “asociada” a la Real Academia Española, pero que a fines del siglo pasado cambió su estatus a “correspondiente”. José Luis Moure, –de él se trata– no pierde las formas pero tampoco es amigo de la corrección política. “El carácter de correspondiente parecería colocar a la academia (argentina) en situación de mayor dependencia de la que tenía. Explícitamente nadie admite tal cosa, pero entonces ¿por qué se cambió la calificación? No tengo una respuesta clara para eso”, asegura en su despacho de la calle Bustamante, en la sede de la AAL

¿Son asimétricas la RAE y el resto de las academias americanas?
En la corporación española ha habido un cambio en el sentido de admitir públicamente que todas las academias americanas de la lengua están con ella en un plano de igualdad. Objetivamente, me parece que los hechos no son así. La circunstancia histórica de que la Real Academia Española tenga trescientos años explica algo de esto. 

—Usted ha manifestado dificultad para incorporar argentinismos al diccionario de la RAE
—Se incorporan muy pocos y no encuentro razones para que no se incorporen todos, con la debida indicación del registro y el alcance a que corresponden. Si estamos hablando de un diccionario total empleado por la veintena de naciones que hablamos ese idioma, todo debería estar allí. Eso llevaría a un diccionario de proporciones gigantescas, porque lo mismo que uno puede pedir para la Argentina, lo podría reclamar cualquiera de los otros países, con lo cual construiríamos un diccionario que por su volumen resultaría casi inmanejable. Pero honestamente, me parece una inconsecuencia que la RAE seleccione nuestro vocabulario e incluya en el Diccionario regionalismos peninsulares minúsculos y deje fuera términos empleados por millones de hablantes. Se trata de una discriminación que no está claramente explicada. 

—En lo personal, ¿qué fantasmas lo preocupan con respecto al idioma?
—Absolutamente ninguno. Si un organismo vivo (como es la lengua), de acuerdo a lo que dice el propio Instituto Cervantes, está llegando a los quinientos millones de hablantes nativos ¿de qué temor estamos hablando? Se habla también de la defensa del idioma, lo que me parece una contradicción difícilmente zanjable. ¿Cómo se puede hablar de la defensa de un idioma que tiene quinientos millones de hablantes? Yo nunca he oído ese tipo de alarmas referido a un idioma como el inglés, que se habla en todo el mundo, en todas las variedades y registro, y que no tiene ninguna academia ni centro rector; y nunca he oído hablar de que corra peligro. Yo creo que ese sí es un fantasma inducido, con el propósito de que se puedan llevar adelante ciertos planes de unificación del idioma, que considero absolutamente ajenos a la lingüística. 

—Esa es la política panhispánica: ¿a usted no le parece practicable? 
—No soy enemigo del panhispanismo, simplemente creo que es una campaña que no va a ninguna parte. Tengo la impresión de que se va a ir debilitando, porque no tiene qué cosa construir. Los hablantes en nuestros países van a seguir hablando sus modalidades y en la medida en que sean conscientes y deseen pertenecer a un mundo cultural común, lo que llamamos mundo hispanoamericano, la lengua va a tener la unidad que tuvo siempre. Cualquiera de nosotros tiene idea de que está hablando castellano, no lo pone en duda. Si hubiese algún peligro, se hablaría de esto hasta con un cierto temor. 



Les dejo unas fotos sacadas por mi camara personal el dia del viaje en la sede de la AAL

Roldofo Modern y el Dr. J. Luis Moure
Sala en donde re reúnen habitualmente los académicos a tomar el té.
Biblioteca Jorge Luis Borges

Costa Picazo y Noemí Ulla
Despacho del Dr. Moure


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